El tejido graso que se extrae durante el tratamiento se separa mediante la tecnología de filtro patentado F.P.U. (Fat processing unit, en español unidad de procesamiento de grasa). Esto permite obtener una fracción sin células viejas y dañadas, no solo rica en las células grasas más jóvenes y vitales, sino también en valiosas células madre.

Es esta fracción la que se utiliza para dar forma precisa al cuerpo. Las células implantadas son aceptadas sin problemas se vascularizan y comienzan a funcionar en el área del trasplante, siendo un relleno natural y autógeno. Esto aumenta significativamente la efectividad y durabilidad de los efectos del procedimiento sin necesidad de implantar una cantidad excesiva de material. La desventaja principal de los trasplantes de grasa realizados hasta ahora era la desaparición del efecto relleno. Solo hasta el 30% del volumen de grasa se considera que permanece de manera duradera en el lugar de implantación en el caso de los tratamientos tradicionales.

Otra ventaja de este tratamiento es que el cuerpo no rechaza el trasplante, lo que garantiza la seguridad del tratamiento postoperatorio.

La extracción mecánica del tejido graso puede realizarse simultáneamente con el procedimiento de liposucción N.I.L., asegurando un efecto integral y un excelente modelado de la silueta.