La abrasión de la cavidad uterina puede tener aplicaciones tanto diagnósticas como terapéuticas. El curetaje uterino con fines diagnósticos se realiza, por ejemplo, en mujeres posmenopáusicas que continúan sangrando. En tales casos, se sospecha cáncer y se necesita tomar una muestra de tejido endometrial para su examen. El curetaje también se realiza en mujeres que necesitan ser diagnosticadas por infertilidad o períodos irregulares y abundantes. Más a menudo que con fines diagnósticos, la abrasión uterina se realiza para salvar la salud o la vida de una mujer. Por ejemplo, puede realizarse en mujeres a las que se les detecta un pólipo en la cavidad uterina. El curetaje implica entonces su extracción. Otros cambios preocupantes en el endometrio, como el engrosamiento de su capa, también son indicaciones para la abrasión. El curetaje uterino también es un procedimiento común después del parto. En mujeres que tienen un parto natural, la abrasión solo está indicada si existe el riesgo de que partes de la placenta permanezcan en la cavidad uterina. La abrasión también es un procedimiento común en abortos espontáneos cuando se sospecha que quedan restos no expulsados del aborto en el útero.